Las cuatro pruebas milagrosas del MesÃas
- Keith Thomas
- hace 5 dÃas
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Después de que Jesús sanara al ciego de nacimiento en Juan 9, se desató el caos a causa de la curación. La alegrÃa del hombre se vio truncada cuando los lÃderes religiosos se enojaron por lo que implicaba la curación. Probablemente, todos conocÃan al hombre, ya que habÃa estado mendigando a las puertas de la ciudad. Cuando la gente lo vio lleno de alegrÃa por su curación, quisieron saber qué habÃa sucedido, porque nadie habÃa oÃdo hablar nunca de alguien que curara a un ciego de nacimiento. Esta curación en particular de Jesús era especialmente importante porque los maestros judÃos enseñaban que alguien que nacÃa ciego sufrÃa por los pecados cometidos por sus padres. Curar a una persona ciega de nacimiento también planteaba preguntas sobre cómo abordaban el tema del pecado.
Antes de este suceso, Jesús habÃa curado a personas ciegas, pero esta era la primera vez que curaba a un ciego de nacimiento. Cuando la gente se enteró de que era Jesús quien habÃa realizado el milagro, llevaron al hombre curado ante los fariseos (Juan 9:13). Quizás los que lo llevaron simpatizaban con Jesús y querÃan demostrar que Jesús era quien decÃa ser: el MesÃas de Israel.
Este milagro tenÃa más significado del que parecÃa a primera vista. Esta curación sirvió como señal para los israelitas de que Jesús era el MesÃas, por lo que el apóstol Juan explicó los detalles y la controversia que se produjo a continuación. Cualquiera que hubiera recibido educación en Israel entendÃa lo que el profeta IsaÃas habÃa predicho:
3Fortaleced las manos débiles, afirmad las rodillas vacilantes; 4decid a los de corazón temeroso: «Sed fuertes, no temáis;vuestro Dios vendrá, vendrá con venganza; con retribución divina vendrá a salvaros». 5Entonces se abrirán los ojos de los ciegos y se desobstruirán los oÃdos de los sordos. 6Entonces los cojos saltarán como ciervos, y la lengua de los mudos gritará de alegrÃa (IsaÃas 35:3-6; énfasis añadido).
IsaÃas fue explÃcito al decir que Dios los visitarÃa (v. 4) y que habrÃa cuatro señales de su venida:
1) Abrirá los ojos de los ciegos (v. 5).
2) Desatascará los oÃdos de los sordos (v. 5).
3) Los cojos serán sanados (v. 6).
4) Los mudos gritarán de alegrÃa al recuperar la voz (v. 6).
Por supuesto, Jesús realizó todos estos milagros y muchos más durante sus aproximadamente tres años de ministerio, pero esta reciente curación era una prueba demasiado evidente para los fariseos. No veÃan ni aceptaban a Jesús como el MesÃas. CreÃan que el MesÃas serÃa un rey poderoso que vendrÃa con gran poder y gloria, no este hombre humilde que cumplÃa las Escrituras entrando en la ciudad montado en un burro (ZacarÃas 9:9). No entendÃan que hay dos venidas del MesÃas: una como sustituto para quitar el pecado, y otra como rey guerrero justo que derrotará a todos sus enemigos. Aunque tenÃan ojos, se negaban a ver la verdad, incluso cuando era evidente ante ellos. HabÃan visto los cuatro milagros milagrosos antes, pero este era cercano y personal, dentro de Jerusalén, la ciudad que reclamaban como propia.
¿Y tú? ¿Estás convencido de quién es Jesús? ¿Estás de su lado o sigues en territorio enemigo, resistiéndote a arrodillarte ante su señorÃo? Keith Thomas
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