La guerra espiritual en el reino invisible

La guerra espiritual en el reino invisibleEn nuestras meditaciones diarias recientes, hemos explorado el reino invisible que se cruza con la Tierra. Este reino espiritual es el campo de batalla donde los seres angelicales de Dios se enfrentan a los ángeles malvados y demonios de Satanás. La lucha es por el control de la Tierra y toda la humanidad. Se está librando una guerra por tu alma. Satanás pretende que la gente no sea consciente de esta batalla, porque si no se dan cuenta de sus planes, estos pueden llevarse a cabo sin obstáculos. Por lo tanto, intenta mantenerte ajeno al reino espiritual, incluyendo el cielo y el infierno.

El autor, C. S. Lewis, escribió una novela titulada Cartas del diablo a su sobrino. Se centra en cuestiones teológicas cristianas, principalmente la tentación y la resistencia al mal. En esta imaginativa historia, Lewis escribe en primera persona como un demonio veterano llamado Screwtape, que tiene la misión de entrenar a un demonio novato llamado Wormwood para impedir que los hombres y las mujeres encuentren a Cristo. Si fracasan y la persona llega a Cristo, el trabajo del demonio novato es obstaculizar los esfuerzos del cristiano para tener un impacto en la oposición al reino de Satanás. En el prefacio de su libro, Lewis explica su tesis, afirmando:

«Hay dos errores iguales y opuestos en los que pueden caer las personas con respecto a los demonios. Uno es no creer en su existencia. El otro es creer y sentir un interés excesivo y malsano por ellos. Ambos errores les complacen por igual y aclaman a un materialista y a un mago con el mismo deleite».[1]

En la página treinta y uno, el tío Screwtape escribe al demonio junior Wormwood:

«Me extraña que me preguntes si es esencial mantener al paciente [la persona a la que el demonio busca destruir] ignorante de tu existencia. Esa pregunta, al menos en la fase actual de la lucha, ha sido respondida por el alto mando. Nuestra política, por el momento, es ocultarnos. Por supuesto, no siempre ha sido así. Nos enfrentamos a un cruel dilema. Cuando la gente no cree en nuestra existencia, perdemos todos los agradables resultados del terrorismo directo y no creamos magos.

Por otro lado, cuando creen en nosotros, no podemos convertirlos en materialistas y escépticos... No creo que te resulte muy difícil mantener al paciente en la ignorancia. El hecho de que los «demonios» sean figuras predominantemente cómicas en el imaginario moderno te ayudará. Si empieza a surgir en su mente la más mínima sospecha de tu existencia, sugiérele una imagen de algo con mallas rojas y convéncelos de que, como no pueden creer en eso (es un viejo método de los libros de texto para confundirlos), tampoco pueden creer en ti».[2]

Satanás pretende impedir que los incrédulos escuchen y, en última instancia, acepten la Palabra de Dios creyendo en el evangelio. Para aquellos que han confiado en Cristo para la salvación, la táctica de Satanás es mantenernos inconscientes del poder y la autoridad de Dios dentro de nosotros para vencer todo el poder del enemigo (Marcos 16:17-18). Las Escrituras se refieren a Satanás como el dios de este siglo.

El dios de este siglo ha cegado las mentes de los incrédulos, para que no puedan ver la luz del evangelio de la gloria de Cristo, quien es la imagen de Dios (2 Corintios 4:4; énfasis añadido).

El enemigo tiene muchas estrategias para mantener a las personas ciegas al evangelio y al poder de Dios en los creyentes para impactar este mundo. Nuestras acciones muestran a quién elegimos escuchar y obedecer, a Satanás o al Señor. Si continuamos escuchando la voz del enemigo, con sus dudas e incredulidad, no viviremos vidas fructíferas para Dios en esta Tierra. Keith Thomas

¿Has entregado tu vida a Cristo? ¿Qué significa ser cristiano? Los siguientes enlaces de estudio te ayudarán: https://www.groupbiblestudy.com/spanish

Enseñanzas en video de YouTube con subtítulos en español en: https://www.youtube.com/@keiththomas7/videos

[1] Cartas de un diablo a su aprendiz, de C. S. Lewis, publicado por HarperSanFrancisco, Zondervan Publishing House. Página IX

[2] Ibíd., página 31.