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3. You Must Be Born Again!

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3. Tienen que Nacer de Nuevo!

Muchos de nosotros estamos familiarizados con este dicho: "¡Debes nacer de nuevo!" Es un verso bien conocido de las Escrituras que ha llamado la atención de ciertos sectores de la comunidad cristiana, especialmente en el mundo occidental. Por lo tanto, es fácil asociar el término "nacido de nuevo" con un sector particular del cristianismo. Sin embargo, no debemos perder de vista el hecho de que fue Jesús quien hizo esta declaración, y lo más importante, el término "usted debe nacer de nuevo", fue una respuesta que Jesús dio a la pregunta más vital que uno pudiera tener. La pregunta, en pocas palabras es esta: “Que debo hacer para ganar la vida eterna? Dentro de esta pregunta y respuesta, encontramos lo esencial del mensaje del Evangelio.

 

Muchas personas ordinarias buscaban la compañía de Jesús. Ellos se sentían seguros de mantenerse cerca a Él, porque tenían poco que perder. Otros, que eran parte de la orden religiosa del día, miraban a Jesús con cautela. Tal vez, estaban intrigados por su mensaje, pero mantuvieron su distancia debido a su posición. Sabían que seguir a Jesús o aprobar Su enseñanza, significaba que ellos arriesgaban su reputación. Ellos podrían ser conocidos como alguien que se asoció con un hereje, un mago, o incluso un fanático religioso, porque así es como algunos en el orden religioso de Su tiempo vieron a Cristo. Él era una persona controversial y todavía lo es. En el capítulo tres del Evangelio de Juan, leemos de una persona que visitó a Jesús. Él era de un alto orden en la sociedad religiosa de su época, este hombre se llamaba Nicodemo.

 

Un fariseo llamado Nicodemo:

 

1 Había entre los fariseos un dirigente de los judíos llamado Nicodemo. 2 Este fue de noche a visitar a Jesús. —Rabí —le dijo—, sabemos que eres un maestro que ha venido de parte de Dios, porque nadie podría hacer las señales que tú haces si Dios no estuviera con él. 3 —De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo[a] no puede ver el reino de Dios —dijo Jesús. 4 —¿Cómo puede uno nacer de nuevo siendo ya viejo? —preguntó Nicodemo—. ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y volver a nacer? 5 —Yo te aseguro que quien no nazca de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios —respondió Jesús—. 6 Lo que nace del cuerpo es cuerpo; lo que nace del Espíritu es espíritu. 7 No te sorprendas de que te haya dicho: “Tienen que nacer de nuevo”. 8 El viento sopla por donde quiere, y lo oyes silbar, aunque ignoras de dónde viene y a dónde va. Lo mismo pasa con todo el que nace del Espíritu. 9 Nicodemo replicó: —¿Cómo es posible que esto suceda? 10 —Tú eres maestro de Israel, ¿y no entiendes estas cosas? —respondió Jesús—. 11 Te aseguro que hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto personalmente, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio. 12 Si les he hablado de las cosas terrenales, y no creen, ¿entonces cómo van a creer si les hablo de las celestiales? (Juan 3:1-12).

 

El Apóstol Juan, ahora nos ha dado muchas palabras que presentan a la persona de Cristo, por ejemplo, el haber estado desde el principio con Dios, Su bautismo por Juan el Bautista, y Su llamado a la gente a tener una relación personal con Él. Al comenzar el tercer capítulo, Juan nos presenta ahora el primer y más profundo discurso de la enseñanza del Señor Jesús, es decir, la necesidad de nacer de nuevo. Desde el principio de Su enseñanza, El Señor es claro cuando dice que nunca podremos entrar en la eternidad con Dios por causa de nuestras obras. Esta es la razón por la que Cristo usa la analogía de nacer de nuevo. No es algo que podemos lograr por nuestra propias fuerzas o habilidades. ¿Cuántos de nosotros tuvimos algo que ver con haber nacido físicamente en el mundo? ¡No tuvimos parte ni opinión en el asunto! Cada uno de nosotros vino como resultado de otros y de Dios. Dios mismo ha iniciado este renacimiento. Él ha abierto el camino para que regresemos a Él a través de Su plan de redención. Él lo ha logrado a través de Su Hijo, Jesús, lo que no somos capaces de hacer.

 

Podemos asumir que este encuentro cara a cara con Nicodemo sucedió en Jerusalén, porque el pasaje anterior dice que Jesús estaba asistiendo a la fiesta de la Pascua, y muchas personas allí habían visto las señales milagrosas que Él estaba haciendo y creyeron en Él (Juan 2:23). Jesús mismo declaró que a menudo enseñaba en los Tribunales del Templo de Jerusalén (Juan 18:20), por lo que también es lógico asumir que Nicodemo había estado observando las mismas señales y milagros ya mencionados.

 

Hay tres cosas acerca de Nicodemo en este pasaje de las Escrituras que nos indica de dónde venía.

 

1) El era fariseo, una palabra que significa "separado" (v. 1). Los fariseos eran un grupo profundamente religioso de nunca más de 6.000 individuos que estaban comprometidos a observar cada detalle de la ley según la interpretación de los escribas y maestros de la Ley de Israel. Para los fariseos, no era suficiente guardar los mandamientos según lo establecido por Moisés en los primeros cinco libros de la Biblia. Querían que cada mandamiento se definiera específicamente y se convirtiera en una regla; por ejemplo, querían saber qué significaba no trabajar en sábado. ¿Podría uno ir a caminar en el día de reposo? ¿Se consideraría eso trabajo? ¿Hasta dónde podría uno ir a caminar? ¿Qué podría llevar una persona a caminar? Los escribas escribieron sesenta y tres volúmenes llamados el Talmud para explicar y definir tales leyes y reglas que los israelitas debían de cumplir. El viaje de un día de reposo determinado por los escribas era de 2.000 codos (mil yardas), pero si una cuerda estaba atada al final de una calle, todo el camino se convertía en una casa, y un hombre podía ir otras mil yardas más allá de la calle. Este es un ejemplo de cuan detalladas y rígidas se volvieron estas reglas.

 

2) No sólo era Nicodemo un fariseo, sino que también era uno de los setenta miembros que formaban el consejo gobernante judío, el Sanedrín. El Sanedrín era la Corte Suprema de los Judíos, que tenia jurisdicción sobre cada Judío en el mundo.

 

3) Él era el maestro de Israel, dijo Jesús (Versículo 10). Jesús sabía quién era él, así como cualquier otra persona judía practicante sabía. Esta Escritura que se refiere a Nicodemo como el maestro de Israel tiene un artículo definido en el idioma griego que indica que Nicodemo fue el maestro de mayor rango en la nación. Probablemente, tenía muchos escribas que lo buscaban para obtener respuestas a muchas de las pequeñas reglas que uno tenía que guardar para ser considerado justo como un fariseo.

 

Pregunta 1) ¿Por qué un hombre, como Nicodemo, vendría a Jesús de noche (v. 2)? Aunque Nicodemo era un erudito, estaba buscando respuestas de Jesús. ¿Qué imaginas que estaba sucediendo en su vida que causó esta búsqueda espiritual?

 

¿Por qué vino de noche? Tal vez, fue porque vio cómo las multitudes clamaban alrededor de Jesús durante el día y cómo Jesús estaba atento a las necesidades de aquellos que diariamente venían a él. Él puede haber estado simplemente tratando de adquirir algún tiempo de calidad con Jesús cuando no estaba distraído por otras cosas. También es posible, que un hombre como Nicodemo tenía muchas responsabilidades durante el día, y tenía poco tiempo para buscar respuestas a las preguntas personales de su alma, entonces cuando acabó su día laboral, busco a Jesús. La tercera posibilidad es que Nicodemo no quería la oposición y la burla de parte de los otros ancianos gobernantes de los Judios. Él vino por la noche para que otros no lo vieran en su orden religiosa que era observar cada movimiento de Jesús durante el día mientras enseñaba en los patios del templo.

 

Nicodemo, el Sumo Sacerdote, y otros en el Sanedrín envidiaban y odiaban a Jesús. Más tarde, cuando Nicodemo se encontró con otros fariseos que trataban de arrestar a Jesús, el trató de defender a Jesús ante el concilio de los judíos, pero los otros en la asamblea que despreciaban a Jesús protestaron.

 

50 Nicodemo, que era uno de ellos y que antes había ido a ver a Jesús, les interpeló: 51 —¿Acaso nuestra ley condena a un hombre sin antes escucharlo y averiguar lo que hace? 52 —¿No eres tú también de Galilea? —protestaron—. Investiga y verás que de Galilea no ha salido ningún profeta. (Juan 7:50-52).

 

El enemigo de nuestras almas, Satanás, busca intimidarnos audazmente para que no hablemos acerca de nuestra creencia en el Señor. El espíritu que está obrando en este mundo, Satanás, trata de disminuir la influencia de aquellos que creen en Cristo (Efesios 2:2). Tristemente, una pobreza del alma viene sobre nosotros cuando ocultamos nuestra creencia en Cristo. La Biblia dice que los justos son tan audaces como los leones (Proverbios 28:1). Sea audaz cuando se trata de defender a Cristo entre los incrédulos.

 

Cualquiera que sea la razón por la que Nicodemo vino por la noche, es evidente que algo agitaba su corazón. Estaba convencido de que Jesús tenía algo que él no tenía. Nicodemo no llegó a decir porque fue; todo lo que pudo decir fue que él veía que Dios estaba con Jesús y que estaba seguro de que Jesús fue enviado por Dios (Versículo 2). Incluso en ese entonces, él no asumió responsabilidad de sus palabras, porque él dijo, “sabemos que eres un maestro que ha venido de parte de Dios” (v. 2) como si fueran otros los que decían esto.

 

Había un conocimiento intuitivo, un testigo interno, o un conocimiento que crecía en Nicodemo acerca de Cristo y de su propia bancarrota espiritual. Él estaba comenzando a tomar interés en la persona de Cristo pero no lo aceptaba completamente. "Quién era este Jesús" seguramente habría sido el tema de discusión entre los de su círculo social más cercano, especialmente después de que Cristo entró en el templo y echó a los que cambiaban monedas y a los que vendían animales de sacrificio, mencionados en el pasaje anterior. Ciertamente, los milagros que Nicodemo había presenciado le habían ayudado a ver que había algo más en Cristo de lo que él pensaba. A pesar de todos sus logros hasta este momento, Nicodemo no tenía un testigo interno de que estaba bien con Dios. Él fue donde Cristo para averiguar de lo que se estaba perdiendo. Escribiendo a la iglesia de Roma, Pablo el Apóstol nos dice que todo cristiano tiene un testimonio interior en su vida, haciéndole saber que pertenece a Cristo:

 

Y ustedes recibieron un Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: «¡Abba! ¡Padre!» 16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. 17 Y, si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues, si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria (Romanos 8:15-17. (Enfasis mio).

 

Pregunta 2) Qué cree que quiere decir que el Espíritu Santo da testimonio a nuestro espíritu?

 

la Salvación es Imposible para el Hombre

 

Como gobernante, maestro y fariseo, este hombre tenía la clase de justicia que toda la nación envidiaba, pero le faltaba algo. ¡No era lo suficientemente bueno! Jesús enseñó que se necesitaba algo más que simplemente guardar un sistema de buenas obras:

 

20 Porque les digo a ustedes que no van a entrar en el reino de los cielos a menos que su justicia supere a la de los fariseos y de los maestros de la ley [ Nicodemo era parte de los dos].(Mateo 5:20. La nota en paréntesis es mía).

 

El Señor sabía la pregunta que estaba en la mente de Nicodemo. Él le dijo: "De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios (Juan 3:3). La palabra griega traducida con la palabra nacido "de nuevo" es la palabra anothen, una palabra que puede significar dos cosas diferentes. Puede significar de nuevo como en el sentido de una segunda vez, o puede significar de lo alto como en el sentido de que Dios tiene que hacer una obra en nuestra alma antes de que podamos siquiera empezar a percibir el Reino de Dios. Ambos términos son correctos. Las palabras de Jesús llegaron como un choque a Nicodemo, porque los judíos religiosos pensaban que debido a que eran hijos de Abraham y guardaban la ley, todos entrarían en el reino de Dios. Se vestían por fuera, pero por dentro estaban llenos de hipocresía:

 

»¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que son como sepulcros blanqueados. Por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de podredumbre (Mateo 23:27).

 

Tiene que haber una imputación (justicia atribuida a la cuenta espiritual de uno) en el interior de

cada hombre. Sin un cambio interior, nuestras vidas siguen siendo las mismas. El cambio tiene que venir desde el interior, y no somos suficientes para traer este cambio, es decir, este renacimiento, por nosotros mismos. ¡Necesitamos conectarnos a la fuente de energía! El interior de un hombre, el corazón, tiene que ser reparado. Tenemos un término teológico para esto, y se llama la regeneración: Él nos salvó, no por nuestras obras: “Él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia, sino por su misericordia. Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo (Tito 3:5). Hacerse cristiano no es hacer un nuevo comienzo en la vida; es recibir una nueva vida con la que podemos empezar. El escritor, J. Sidlow Baxter, dijo, "la regeneración es la fuente; la santificación es el río."

 

La declaración de Jesús fue desafiante para Nicodemo. El pueblo judío tenía la creencia de que, si uno era rico, era una buena señal de que uno iba camino al reino de los cielos. En otro pasaje de la enseñanza, Jesús le dijo a los discípulos que era difícil para un hombre rico entrar en el reino. Ellos se sorprendieron de la declaración de Cristo.

 

23 —Les aseguro —comentó Jesús a sus discípulos— que es difícil para un rico entrar en el reino de los cielos. 24 De hecho, le resulta más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios. 25 Al oír esto, los discípulos quedaron desconcertados y decían: —En ese caso, ¿quién podrá salvarse? 26 —Para los hombres es imposible —aclaró Jesús, mirándolos fijamente—, mas para Dios todo es posible (Mateo 19:23-26. Enfasis mio).

 

 

Algunas personas enseñan que el ojo de una aguja se refiere a una puerta hacia una ciudad tan pequeña que, para entrar con un camello cargado de "cosas", una persona tendría que descargar antes de poder entrar por la puerta. Creo, sin embargo, que este pasaje debe interpretarse literalmente. Yo creo que Jesús estaba diciendo que, así como es imposible enhebrar un camello a través de una aguja de coser, de la misma manera, es imposible para cualquier persona, ya sea que usted sea rico o pobre, entrar en el reino eterno de Dios sin ser nacido de nuevo o nacido de arriba. Sin la obra de regeneración de Dios tomando lugar en el centro de la vida de una persona, es imposible entrar en el reino de Dios. Es tan crítico para nosotros reconocer esta verdad que tres veces en este pasaje solamente, Cristo declara, "Te aseguro" (Versículos 3, 5 y 11), una declaración diseñada para mostrar la importancia de Sus palabras.

 

Es difícil para un hombre que siempre ha mirado la vida desde un punto de vista externo, que una charla como la necesidad de un nacimiento espiritual, le cupiera en la mente. Nicodemo respondió de la misma manera que la mayoría de nosotros al escuchar tal declaración por primera vez responderiamos. Él pensaba sólo en términos naturales. Para él, no había una manera lógica de entender esta afirmación, y lo desconcertó. Si se toma textualmente, esto significaba que tendría que entrar en el vientre de su madre para nacer de nuevo. Estaba pensando en términos literales y se preguntaba cómo podría ser esto así.

 

Jesús le dijo que el Reino de Dios ni siquiera podía ser percibido sin una impartición de vida espiritual de Dios. El Señor es tan enfático acerca de esto que Él se lo explica claramente a Nicodemo y también a nosotros para nuestro beneficio. Él dice: “Yo te aseguro que quien no nazca de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios —respondió Jesús—. 6 Lo que nace del cuerpo es cuerpo; lo que nace del Espíritu es espíritu” (Versículos 5-6). Lo que es nacido de la carne es carne, pero entrar en un reino espiritual requiere que su espíritu muerto reciba el don de la vida de Dios. Él no dice que algunas personas no pueden entrar a menos que nazcan de nuevo, pero Él usa palabras fuertes, diciendo que nadie puede entrar a menos que dos cosas sucedan en la vida de una persona. No se puede llegar a ser cristiano tratando de vivir la vida cristiana. Así como tu nacimiento en este mundo, no puedes hacer nada para contribuir a tu nacimiento espiritual. La salvación es dada como un regalo de Dios (Efesios 2:8). Lo que se necesita, dijo Jesús, son dos cosas: nacer de agua y del Espíritu.

 

Nacer del Agua y del Espíritu

 

Hasta que vengamos a Cristo y recibamos el regalo de la vida eterna, la muerte sigue operando en nuestras vidas. Cuando Adán desobedeció la advertencia de Dios, es decir, el día que comió del fruto prohibido en el Huerto del Edén, ciertamente morirás (Génesis 2:17), Adán no murió físicamente hasta que tuvo 930 años de edad (Génesis 5:5). La muerte comenzó su obra en él el día que pecó, pero lo que también fue afectada fue su capacidad de conectarse y comunicarse con Dios, confirmado al haberse escondido de Dios en el Huerto del Edén (Génesis 3:8). Si no estamos conectados con Dios, también estamos sin esperanza (Efesios 2:12), una condición que Dios llama estar muerto. Jesús vino para restaurar esa conexión. Él dijo, "Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia" (Juan 10:10). Si Jesús vino a darnos esta nueva vida, entonces lo que tenemos antes de recibir Su vida es inadecuado.

 

El Apóstol Pablo escribe sobre lo mismo en su carta a la iglesia de Éfeso: "En otro tiempo ustedes estaban muertos en sus transgresiones" (Efesios 2:1). Cuando la gente viene a Cristo, se arrepienten de sus pecados, y reciben a Cristo en sus vidas, son nacidos de nuevo: "Más a todos los que le recibieron, a los que creyeron en su nombre, les dio derecho de ser hijos de Dios" (Juan 1:12). Una infusión de vida es impartida al espíritu de los cristianos nuevos. El velo es quitado del templo de sus corazones, y la comunión con Dios es restaurada. El problema del pecado que nos separó de Dios es quitado cuando ponemos nuestra confianza en Cristo.

 

Pregunta 3) Qué quiso decir Jesús cuando se refirió a “nacer del agua (Juan 3:5)?

 

Hay cuatro interpretaciones que son posibles:

 

  1. El agua es una referencia al nacimiento físico. En los primeros nueve meses de nuestras vidas, vivimos en un fluido en un saco amniótico en el vientre de nuestra madre. Los que se aferran a este pensamiento creen que Jesús está diciendo que una persona no sólo necesita un nacimiento físico, sino también un nacimiento espiritual. Esta es una interpretación muy literal, y no muchas expertos sostienen este punto de vista.

 

  1. La segunda es que el agua es un símbolo de la Palabra de Dios. Se nos dice en las Escrituras que Cristo limpia la Iglesia “para hacerla santa. Él la purificó, lavandola con agua mediante la palabra…” (Efesios 5:26). En otro lugar, Jesús lo puso así: "Ustedes ya están limpios por la palabra que les he comunicado”. (Juan 15:3). En esta interpretación, Jesús está diciendo que el Espíritu de Dios usa la Palabra como el medio para convencer a uno del pecado y explicar lo que Dios ha hecho para limpiarnos de todo el. En esta interpretación particularmente, el agua simboliza el poder de limpieza para purificar nuestro camino-viviendo de acuerdo con la Palabra de Dios (Salmos 119:9).

 

  1. Otra interpretación es que el agua es simbólica del trabajo de limpieza y regeneración del Espíritu en la vida de una persona cuando vuelve a Jesucristo: 4 Pero, cuando se manifestaron la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador, 5 él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia, sino por su misericordia. Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo (Tito 3:4-5).

 

  1. La cuarta interpretación es que el agua significa el arrepentimiento. Algunos creen que este fue lo que Jesús quiso decir al ser bautizado, pero el bautismo es una expresión externa de un cambio interior del corazón. Es lo que sucede en el interior lo que marca la diferencia. En el momento del encuentro con Nicodemo, Juan el Bautista todavía estaba predicando un bautismo de arrepentimiento (Marcos 1:4; Hechos 19:4). Sumergirse bajo el agua era una manera de decirle al mundo que uno se había arrepentido (arrepentimiento significa cambiar de opinión) y había muerto a su vida pasada y estaba esperando la venida del Espíritu con la llegada del Mesías (Cristo). El arrepentimiento ya no es una palabra popular en nuestros días. Algunos enseñan que uno sólo tiene que creer en Cristo, pero el mensaje de Cristo era que, a menos que la gente se arrepienta y crea, ellos perecerán.

 

Creo que las cuatro interpretaciones son válidas, así que no deberíamos ser dogmáticos sobre ninguna de ellas. Es común encontrar capas de verdad en la Palabra de Dios cuando miramos una declaración como esta. Lo importante es examinar tu corazón y considerar si has practicado el verdadero arrepentimiento del que habla la Biblia. ¿Has pedido al Espíritu Santo que te limpie y te renueve? ¿Realmente quieres estar libre de hábitos que dañan tu carácter y alma y causan dolor en tu vida y en la vida de los demás? Si verdaderamente nos hemos arrepentido de todo pecado conocido, el Espíritu de Dios iluminará las cosas que necesitamos dejar ir, las cosas que necesitamos abandonar o cambiar. ¡Sin embargo, eso no es todo! El Espíritu Santo es fiel para revelar no sólo la verdad, sino que también Él nos guiará a la verdad. Dios provee no sólo el mapa vial a la redención sino también el vehículo para llevarnos a nuestro destino. Lo que se necesita es un despertar espiritual o nacimiento, que se produce debido a una impartición de vida de Dios a través de Su Palabra y Su Espíritu y no a través de nuestras obras de justicia. Lo que vemos en este pasaje de la Escritura es un hombre que está despertando a su propia necesidad y buscando un renacimiento espiritual.

 

Pregunta 4) ¿Cómo sabe la gente si ha nacido del agua y del Espíritu? ¿Qué piensas? ¿Qué evidencia debemos ver en la vida de una persona que de verdaderamente ha recibido el don de la salvación y ha nacido de nuevo (o nacido de arriba)?

 

Hace varios años, una joven llegó a los ancianos de una iglesia queriendo formar parte de la iglesia. Primero, le preguntaron, "¿Alguna vez se ha dado cuenta de que eres pecadora?" "Sí," dijo sin dudarlo, "De hecho si." La segunda pregunta que se le hizo fue: "¿Crees, mi niña, que ha habido un cambio?" "Sé que lo he hecho", fue la respuesta inmediata. "Bueno", la pregunta vino, "¿y qué cambio has hecho?" "Bueno", dijo, "es así. Antes de convertirme, estaba corriendo tras el pecado. Ahora, estoy huyendo de Él." Este cambio de carácter es evidencia de una experiencia de haber nacido de nuevo; es tanto un cambio de actitud como un cambio de dirección.1

 

Tomemos algún tiempo para repasar algunas de las evidencias de una persona que ha nacido de nuevo, pero ten cuidado de que estas cosas no se vean como marcas de comprobación de las cosas que puedes hacer. Son el fruto de un cambio interior realizado por el Espíritu y no por nuestra carne.

 

  1. ¿De verdad crees en el Evangelio? No estamos hablando de un reconocimiento mental a la verdad del mensaje, sino de una creencia de corazón que vive los valores divinos en su vida diaria. Tu vida te mostrará si crees o no. Jesús dijo, "Por sus frutos los reconocerás. ¿Se recogen uvas de los espinos, o higos de los cardos?" (Mateo 7:16). Debe haber evidencia creciente del fruto del Espíritu en tu vida (Gálatas 5:16-25).

  2. ¿Hay un corazón agradecido y amoroso de aprecio hacia el Señor Jesús por haber muerto en la cruz por ti?

  3. ¿Tienes hambre de conocer la Palabra de Dios? “En cambio, el amor de Dios se manifiesta plenamente en la vida del que obedece su palabra. De este modo sabemos que estamos unidos a el” (1 Juan 2:5).

  4. ¿Hay anticipación en tu corazón por el regreso de Cristo? “2 Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios, pero todavía no se ha manifestado lo que habremos de ser. Sabemos, sin embargo, que cuando Cristo venga seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es. 3 Todo el que tiene esta esperanza en Cristo se purifica a sí mismo, así como él es puro”. (1 Juan 3:2-3 Énfasis mío).

  5. ¿Estás molesto y decepcionado contigo mismo cuando pecas? Si has invitado a Cristo a sentarse en el trono de tu vida y le has dado control, el Espíritu te dará convicción cuando peques.

  6. ¿Amas a otros que aman a Dios? ¿Disfrutas estar cerca de otros cristianos? 14 "Sabemos que hemos pasado de muerte a vida, porque amamos a nuestros hermanos. El que no ama, permanece en la muerte" (1 Juan 3:14).

  7. ¿Estás consciente del trabajo del Espíritu en tu vida? Si es así, entonces esto también es evidencia de la vida de Dios obrando en ti: 13 ¿Cómo sabemos que permanecemos en él, y que él permanece en nosotros? Porque nos ha dado de su Espíritu (1 Juan 4: 13).

 

Mi Propia Insatisfacción Espiritual

 

Después de una larga búsqueda durante un tiempo de cinco años mientras visitaba cinco continentes y muchos países diferentes, encontré a Cristo. Tuve una experiencia cercana a la muerte que me concientizo de que la muerte no era el fin de la vida, sino sólo la puerta inicial. En realidad dejé mi cuerpo y me vi desde el techo. Mientras flotaba entre la muerte y la vida, clamé a un Dios que no conocía. ¡Pensé que cuando una persona moría, eso era todo! Le dije a un Dios que no conocía, "Te daré mi vida y haré lo que quieras si me perdonas la vida y me dejas vivir." Dios escuchó mi oración, e inmediatamente me encontré de nuevo en mi cuerpo. A partir de ese momento, sentí que me guiaba una persona invisible, ¡pero quién era Dios no tenía ni idea! Nunca antes nadie me había hablado del Evangelio de Cristo, así que trate la religión en forma de hinduismo y budismo. Eso no satisfizo mi sed interior por Dios, así que seguí estudiando filosofía y otras cosas raras como el ocultismo.

 

Cuando agote mi búsqueda y me di cuenta que todos eran ineficaces, me encontré con un libro de Hal Lindsey que hablaba sobre la profecía que se cumple en nuestros días; el libro se llamaba La Agonía del Gran Planeta Tierra. Al leer este libro me abrió los ojos al hecho de que Dios estaba obrando en el mundo y no nos había dejado en nuestras propias manos. Aprendí de Su amor por mí, y sólo unas semanas después, abordé un avión para ir lado Oeste de Norte América y averiguar más sobre el regreso de Cristo. El Señor se aseguró de que me sentara junto a un creyente en el avión. Él me invitó a que me montara en su coche alquilado y fuéramos a un campamento de verano cristiano en el estado de Virginia para estudiar la profecía bíblica con él. De alguna manera, nos separamos pasando por Inmigración. Fui detenido cuando los oficiales vieron mi pasaporte y a los muchos países que había visitado. Cuando finalmente salí de Inmigración, tomé un autobús de Greyhound convencido de que esta es la dirección en la cual este Dios, que me perseguía, me estaba llevando, y llegué a Richmond, Virginia.

 

Dos días después, fui a la estación de autobuses y compré un boleto a un campamento, un lugar a unos veinte kilómetros de Richmond. Y allí en la línea del autobús estaba el único estadounidense que conocía en todo el país, el hombre que había conocido en el avión. Había escogido devolver su carro en la ciudad para no pagar mas alquiler, el mismo dia y a la misma hora. El se montó en el mismo autobús en que yo iba, y me llevó al campamento donde escuché el Evangelio por primera vez. Recibí a Cristo en ese campamento de verano junto con un toque poderoso del Espíritu de Dios

 

Sentí que un peso se me quito de encima cuando recibí a Cristo en mi vida y nací de nuevo. Mi corazón fue como gelatina por muchos días. En la más mínima mención de Jesús, lloraba. Me resultaba difícil creer que alguien me amara como era yo, es decir, un pecador cansado y herido que anhelaba ser amado. Para mí, fue una experiencia que nunca olvidaré. ¡Sabía que era diferente! ¡Estaba tan feliz! Me sentí amado por Dios y sentí un amor por los demás, que no había sentido antes. En ese momento una pasión por la Palabra de Dios vino a mi corazón, al igual que amor por otros cristianos, y un deseo de dejarle saber aquellos que aún están sin Él, lo mucho que ellos también son amados. Mi alma estaba y está satisfecha.

 

El viaje de todos es único. Mi vida tomó un giro radical porque estaba tan desesperada, viviendo una vida tan lejos de Dios. No importa lo que nos lleve al punto de buscar; todos somos llevados en algún punto a una encrucijada. Es un lugar donde examinamos nuestras vidas y nos preguntamos acerca de nuestro lugar en la vida, lo que hemos logrado, y el significado que la vida tiene. Usted puede tener pensamientos como "¿Es esto todo lo que hay?" "¿De qué se trata esta vida?" Si usted se encuentra teniendo pensamientos como este, usted está en una encrucijada! Encuentra a Jesucristo allí. El está esperando.

 

Nicodemo se convirtió en creyente después de haberse encontrado con Jesús. Dos años después, en la crucifixión, lo encontramos junto con José de Arimatea en el tumba de Cristo, “También Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, llegó con unos treinta y cuatro kilos de una mezcla de mirra y áloe. Ambos tomaron el cuerpo de Jesús y, conforme a la costumbre judía de dar sepultura, lo envolvieron en vendas con las especias aromáticas” (Juan 19:39-40).

 

¿Qué hay de ti? ¿Tienes plena seguridad en tu corazón, es decir, ese testigo interno del Espíritu, de que has nacido de nuevo y eres un hijo/a de Dios? ¿Es posible que, como Nicodemo, sientas que te falta algo? Para nacer de nuevo del Espíritu de Dios y disfrutar de la paz con Dios, necesitas arrepentirte del pecado y pedirle a Cristo que venga a tu vida y tome el control de ahora en adelante. Aquí hay una oración que podrías rezar:

 

Oración: Padre, ahora vengo a Ti, creyendo que Tú me amas y tienes un plan para mi vida. Gracias por haberme amado tanto que enviaste a tu Hijo al mundo para pagar el castigo por mis pecados, lo que me ha impedido disfrutar tanto de tu presencia. Me arrepiento y me alejo del pecado y le pido a Cristo que venga y viva en mí mientras le doy el control de mi vida. Gracias, Padre, por el don de la vida eterna. ¡Amén!

 

Keith Thomas.

Página de Internet: www.groupbiblestudy.com

Correo Electrónico: keiththomas@groupbiblestudy.com

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