En nuestras meditaciones diarias, examinamos las enseñanzas de Jesús, comúnmente conocidas como el Sermón del Monte. En sus enseñanzas, el Señor aborda la raíz de los problemas que nos afectan en lo más profundo de nuestro ser. Con la multitud escuchando cada una de sus palabras, Jesús se dirige ahora a aclarar la bienaventuranza sobre la pureza: «Bienaventurados los puros de corazón, porque ellos verán a Dios» (Mateo 5:8). Hay una estrategia demoníaca en marcha para plantar imágenes de violencia, infidelidad y lujuria en nuestro interior, porque el enemigo sabe que la pureza de corazón no puede existir cuando nuestra vida mental está corrompida. Esta es la razón por la que nuestra naturaleza inferior, lo que las Escrituras llaman «la carne», se siente atraída por las películas y los videojuegos que satisfacen esta curiosidad. El sistema de este mundo está diseñado para atraer nuestra naturaleza básica.
Nada sucede en el reino físico sin ser concebido primero en los centros de imaginación y visión del hombre interior, la mente. Dios nos ha creado con la capacidad de «ver» las cosas antes de construir algo nuevo. ¿Qué arquitecto no ha imaginado primero el edificio con los ojos de su mente antes de poner la pluma sobre el papel? ¿No crees que los hermanos Wright «vieron» primero con los ojos de su mente cómo sería su avión en vuelo? Como jardineros, tenemos que cuidar y cultivar nuestra vida mental. Nuestros pensamientos internos influyen en nuestras acciones y en las de los que nos rodean. Podría decirse que nuestra vida mental da forma a nuestro mundo. Somos ingenuos si pensamos que la acumulación de malos pensamientos e imágenes no influye en nuestro carácter. Cuanto más se entrega una persona a imágenes y pensamientos pecaminosos, mayor es la contaminación de su hombre interior, de su carácter. El acto de adulterio conduce a una vida de arrepentimiento y culpa y da poder a los espíritus demoníacos para influir en nosotros. Así es como Jesús lo expresa en los siguientes versículos de Su mensaje:
27 «Habéis oído que se dijo: No cometerás adulterio. 28Pero yo les digo que todo el que mira a una mujer con intención lujuriosa ya ha cometido adulterio con ella en su corazón. 29Si tu ojo derecho te hace pecar, arráncatelo y tíralo. Porque es mejor que pierdas uno de tus miembros a que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. 30Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtatela y arrójala. Porque es mejor que pierdas uno de tus miembros a que todo tu cuerpo vaya al infierno (Mateo 5:27-30).
El Señor nos anima a cerrar todas las compuertas que abrimos a los ataques del maligno. Si tu «compuerta» ha sido usada para insertar imágenes de lujuria en tu imaginación, entonces corta de raíz esas imágenes a través del arrepentimiento. Haz un pacto con Dios de no visitar los lugares donde caes en pecado. Hay tres fuentes de tentación: nuestros deseos (la carne), las influencias mundanas y el engaño y la tentación demoníacos. En el libro de Santiago, se nos advierte:
...Pero cada uno es tentado cuando es atraído y seducido por su propio deseo. Entonces el deseo, cuando ha concebido, da a luz el pecado, y el pecado, cuando ha crecido plenamente, da a luz la muerte (Santiago 1:13-15.)
La instrucción de Jesús de arrancaros el ojo o cortaros la mano si os hace pecar es una exageración deliberada conocida como hipérbole: su figura retórica hiperbólica enfatiza el autocontrol y la abnegación sin concesiones. La lujuria comienza primero con los ojos, pero luego se nutre en el centro de la imaginación de la mente; nuestra naturaleza inferior, la mente carnal, toma el control y nos estimula a progresar hacia el pecado.
De hecho, para la mayoría de las personas, la televisión y su programación pueden ser utilizadas de manera significativa por el enemigo para desensibilizarnos y corromper el centro de nuestra visión interior. Sé sensible a las respuestas del cuerpo a lo que se ve a través de la programación. Por ejemplo, si tu corazón comienza a acelerarse cuando comienza un programa de terror, sé consciente de ti mismo y responde de acuerdo con la indicación del Espíritu Santo, que te advierte del peligro para tu alma; no permitas que la imagen se asiente y eche raíces. Si te estimula ver a una persona del sexo opuesto en la televisión, responde adecuadamente a la advertencia del Espíritu Santo. Ten cuidado de mantener el centro de visión de tu corazón libre de la programación del maligno. Da gracias a Dios por Jesús, el único que puede hacernos puros a sus ojos a través de su muerte sustitutiva en la cruz. Keith Thomas
¿Has entregado tu vida a Cristo? ¿Qué significa ser cristiano? Los siguientes enlaces de estudio te ayudarán:
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