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Seguimos analizando las declaraciones de Jesús sobre sí mismo en la Fiesta de los Tabernáculos en Jerusalén. Más tarde ese mismo día, al ponerse el sol, tuvo lugar una segunda ceremonia llamada la Iluminación del Templo. El Patio de las Mujeres tenía cuatro grandes lámparas o candelabros en los patios del templo. La Mishná (Sucá 5:2-3) nos dice que cada lámpara tenía cuatro grandes cuencos de oro con una escalera a cada lado, lo que permitía a los sacerdotes más jóvenes subir, llenar los cuencos con aceite y encenderlos cuando oscurecía. Debía de ser una vista impresionante.
Debido a que el Monte del Templo estaba situado en un punto elevado de la ciudad, se dice que el resplandor de las lámparas iluminaba la mayor parte de Jerusalén. Durante la Fiesta de los Tabernáculos, Dios ordenó al pueblo judío que celebrara durante siete días (Números 29:12), por lo que durante toda la noche hubo bailes y regocijo ante el Señor. Mientras se encendían las lámparas, es probable que Jesús pronunciara la segunda de las siete declaraciones «Yo soy» que se encuentran en el Evangelio de Juan. Ya hemos hablado de la primera «Yo soy» cuando Cristo dijo: «Yo soy el pan de vida» (Juan 6:35, 48, 51), que alude a Jesús como el maná celestial, dado a los hijos de Israel por Dios a través de Moisés. El maná era una imagen simbólica del verdadero Pan que Dios proporcionaría. Cuando el día comenzaba a desvanecerse y los jóvenes encendían las lámparas, Jesús les dijo que Él era la verdadera luz del mundo, el que sacaría a los hombres de la oscuridad (Juan 1:4-5):
12Cuando Jesús volvió a hablar al pueblo, dijo: «Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida» (Juan 8:12).
Observe que no dijo: «Yo soy una luz» o «una de las luces», sino que su afirmación es exclusiva: «Yo soy la luz del mundo» (v. 12). Los fariseos estaban escuchando, lo que de nuevo revela mucho sobre el carácter de Jesús. Él no dijo estas cosas solo a sus discípulos, sino que se dirigió a todos, mostrando quién era y quién es, tanto a los que lo apoyaban como a los que se oponían a él. Los fariseos lo desafiaron de inmediato porque se dieron cuenta de que era una afirmación de divinidad. Dios les había dicho muchas veces que Él era su luz. «El Señor es mi luz» (Salmo 27:1). «El Señor será tu luz eterna» (Isaías 60:19). «Por su luz caminé en la oscuridad» (Job 29:3).
Cuando Dios castigó a la nación egipcia por esclavizar a Israel, una de las diez plagas que cayeron sobre Egipto fue una espesa oscuridad que cubrió todo el país, pero donde vivían los israelitas, tenían luz:
21Entonces el Señor dijo a Moisés: «Extiende tu mano hacia el cielo para que la oscuridad se extienda sobre Egipto, una oscuridad que se pueda sentir». 22Así que Moisés extendió su mano hacia el cielo, y una oscuridad total cubrió todo Egipto durante tres días. 23Nadie podía ver a nadie ni moverse durante tres días. Sin embargo, todos los israelitas tenían luz en los lugares donde vivían (Éxodo 10:21-23).
Después de su liberación de Egipto, cuando el faraón y sus soldados los persiguieron para aniquilar a Israel en el Mar Rojo, Dios trajo oscuridad a los egipcios, pero al lado israelita le dio luz para que cruzaran el mar en tierra firme (Éxodo 14:19-20). El apóstol Pablo escribió que Cristo era el Ángel del Señor, una aparición preencarnada de Cristo, que velaba por Israel y les proporcionaba pan del cielo, agua de la roca y luz en la oscuridad mientras cruzaban el Mar Rojo:
1Porque no quiero que ignoréis, hermanos y hermanas, que nuestros antepasados estuvieron todos bajo la nube y que todos atravesaron el mar. 2Todos fueron bautizados en Moisés en la nube y en el mar. 3Todos comieron el mismo alimento espiritual 4y bebieron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que los acompañaba, y esa roca era Cristo (1 Corintios 10:1-4; énfasis añadido).
El mismo que velaba por Israel como una luz en la oscuridad ha venido a iluminar la noche en los corazones de los hombres. Espero que la Luz del Mundo haya llegado a tu oscuridad interior. Keith Thomas
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