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A menudo se produce un choque entre reinos cuando la luz aparece en medio de la oscuridad. Jesús testificó a los judíos en la fiesta de los Tabernáculos que Él era quien les daría (y nos daría) el agua viva (Juan 7:38). También dijo que Él era la Luz del mundo. Su declaración de ser la Luz del mundo provocó otro ataque por parte de la élite judía opositora. Cuando se revela la luz de Dios, los llamados por Dios vendrán a la luz, mientras que los que se oponen a ella se retirarán a la oscuridad.
19Este es el veredicto: la luz ha venido al mundo, pero la gente amó más las tinieblas que la luz porque sus obras eran malas. 20Todo el que hace lo malo odia la luz y no viene a la luz por temor a que sus obras sean expuestas. 21Pero quien vive según la verdad sale a la luz, para que se vea claramente que lo que ha hecho ha sido hecho ante los ojos de Dios (Juan 3:19-21).
Algunos se sienten atraídos por la luz, mientras que otros se alejan. Por diversas razones, algunas personas dudan cuando se encuentran con algo relacionado con el Reino de Dios, pero Dios comienza a obrar en ellas y, más tarde, acuden a la luz porque algo las atrae. Por ejemplo, Saulo, el perseguidor del cristianismo, que se convirtió en el apóstol Pablo, vio a Esteban orando por sus perseguidores con el rostro resplandeciente de la gloria de Dios durante el apedreamiento de Esteban. «Todos los que estaban sentados en el Sanedrín miraban fijamente a Esteban y veían que su rostro era como el rostro de un ángel» (Hechos 6:15). Dios comenzó a obrar en Saulo. Más tarde, cuando Jesús se enfrentó a Saulo en el camino de Damasco, le dijo: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Te es difícil dar coces contra el aguijón» (Hechos 26:14). El aguijón era un palo largo con un extremo puntiagudo que se utilizaba para espantar a los bueyes cuando aran, especialmente si se quedaban quietos. El Señor estaba espantando a Saulo/Pablo, removiendo su ser más íntimo con pensamientos sobre la fe en Cristo. Ese espanto fue provocado por la luz que Saulo vio en el rostro de Esteban.
Cuando defiendes tu fe y haces brillar la luz y la alegría de Jesucristo, encontrarás a algunos que están interesados, hambrientos y sedientos de más. Sin embargo, también te encontrarás con muchos que inicialmente dudan y responden con ira. Vemos este rechazo y esta ira entre los fariseos y los líderes religiosos de la época de Cristo. En su excelente comentario, Chuck Swindoll explica las etapas de oscuridad por las que pasaron aquellos que rechazaron a Cristo al alejarse de la Luz del Mundo. Comenzó con el rechazo, luego la acusación y finalmente terminó en violencia.
1. Contradicción. «Tu testimonio no es verdadero» (Juan 8:13).
2. Cinismo. «¿Dónde está tu padre? Nosotros no hemos nacido de la fornicación (Juan 8:19, 41).
3. Negación. «Nunca hemos sido esclavos de nadie» (8:33).
4. Insulto. «Tú eres samaritano. Tienes un demonio» (8:48).
5. Sarcasmo. «¿Quién te crees que eres?» (v. 53).
6. Violencia. «Cogieron piedras para apedrearlo» (v. 59).[1]
La luz ha entrado en el mundo, pero ¿amas más las tinieblas que la Luz del Mundo? Para responder al Evangelio y recibir el don de la vida, debes acogerlo en tu vida: «Pero a todos los que lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios» (Juan 1:12). Mi oración es que te vuelvas de todo corazón hacia la Luz y lo recibas. Keith Thomas
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[1] Charles Swindoll, Swindoll’s New Testament Insights on John, Zondervan Publishers, 2010, página 167.