
Era tarde cuando Jesús y los discÃpulos salieron del Cenáculo, donde habÃan celebrado la Última Cena. La tradición nos dice que la sala estaba al oeste de la Ciudad Vieja de Jerusalén, por lo que cruzaron el valle de Cedrón, que separaba el Templo de Herodes del Monte de los Olivos. Lucas escribió que este era el lugar habitual donde Cristo pasaba la noche, durmiendo bajo las estrellas. Aunque Jesús sabÃa que Judas estaba a punto de traer a los guardias del templo para arrestarlo, aún asà fue al lugar donde Judas sabÃa que estarÃa.
El arresto no fue una sorpresa para el Señor; sabÃa cuánto tiempo tenÃa para orar y no tenÃa intención de escapar ni de evitar lo que se avecinaba. Mateo y Marcos nos dicen que el lugar era GetsemanÃ, mientras que Juan lo llama un olivar. Lucas afirma que el lugar era el Monte de los Olivos. La Pascua siempre coincidÃa con la luna llena, cuya luz permitÃa a los discÃpulos ver a Jesús orando. El Monte de los Olivos recibió su nombre por los muchos olivos que crecÃan allÃ. El nombre Getsemanà significa «lugar de la prensa de aceitunas». El aceite de oliva se utilizaba para iluminar, y tal vez Getsemanà era la fuente de los cuatro grandes candelabros que iluminaban el templo y los alrededores de Jerusalén por la noche. El aceite se obtenÃa triturando las aceitunas en una prensa, posiblemente la misma prensa del huerto de GetsemanÃ. Este es el relato de Lucas sobre lo que sucedió:
39Jesús salió, como de costumbre, al Monte de los Olivos, y sus discÃpulos lo siguieron. 40Al llegar al lugar, les dijo: «Oren para no caer en tentación». 41Se alejó de ellos a una distancia como de un tiro de piedra, se arrodilló y oró: 42«Padre, si quieres, aparta de mà esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya». 43Se le apareció un ángel del cielo que lo fortalecÃa. 44Y estando en angustia, oraba más intensamente, y su sudor era como gotas de sangre que caÃan al suelo. 45Cuando se levantó de la oración y volvió a los discÃpulos, los encontró dormidos, agotados por la tristeza. 46«¿Por qué dormÃs?», les dijo. «Levantaos y orad para que no caigáis en tentación» (Lucas 22:39-46).
¿Qué estaba sucediendo allÃ, en el Monte de los Olivos? Esa es la gran pregunta que queremos responder con nuestra meditación de hoy. En este pasaje, vemos a Jesús enfrentándose a su crucifixión. En el huerto, tenemos una imagen de la mente de Cristo mientras oraba a su Padre. Parece significativo que Él, que se llamaba a sà mismo la Luz del mundo (Juan 8:12), pasara por una experiencia aplastante y opresiva allà en GetsemanÃ, el lugar de la prensa de aceitunas. El Señor dijo que los cristianos también somos luces del mundo (Mateo 5:14). Como seguidores de Cristo, deseamos brillar intensamente y ser utilizados por Dios, asà que no se sorprendan si el EspÃritu Santo los lleva a una experiencia similar a la de GetsemanÃ. Todos tenemos que luchar en nuestra mente entre aferrarnos a nuestra vida egoÃsta o decidir seguir al Señor Jesús de todo corazón. Algunos de ustedes que leen estas palabras luchan con este mismo tema.
Muchos de nosotros hemos llegado a Cristo a través de experiencias difÃciles y apremiantes que nos han llevado a reflexionar sobre el significado de la vida. ¿El EspÃritu de Dios te ha hecho preguntarte por qué estás pasando por momentos oscuros, qué sucede después de la muerte o cuál es tu propósito en la vida? El Señor permite una presión similar a la de Getsemanà en nuestras vidas para despertarnos a su amor y propósito. En GetsemanÃ, nos enfrentamos a la tentación de ceder a nuestra carne y perseguir lo que nos complace o nos trae «felicidad». Podemos sucumbir a nuestros miedos y deseos, o podemos elegir un camino más elevado.
En situaciones como esta, nos enfrentamos a una encrucijada en nuestras vidas. Podemos elegir el camino fácil o podemos elegir el «camino de Cristo». El camino de Cristo a veces nos traerá dolor, pero es el camino de la fecundidad. El camino hacia la madurez es el camino de la Cruz. Estas elecciones parecen contrarias a la intuición cuando se ven desde la perspectiva de la autopreservación. En nuestras experiencias de GetsemanÃ, el EspÃritu Santo nos revelará las opciones que honran a Dios y nos mantienen fieles. El Señor nos dará la fuerza y la capacidad de elegir el camino correcto si deseamos caminar por Sus caminos a través de la oscuridad del camino de la cruz. Ayuda a muchos hoy, Señor Jesús, a tomar el camino de la cruz hacia la fecundidad en Ti. ¡Amén! Keith Thomas
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