Cuando el apóstol Pablo escribió su carta a la iglesia de Éfeso, se encontraba bajo arresto domiciliario y encadenado a un soldado romano. Habló de la batalla espiritual que se libra a nuestro alrededor en la tierra. Utilizó la armadura del soldado romano como metáfora de la armadura espiritual necesaria para defenderse de las fuerzas del mal. Cuando Pablo miró la coraza del soldado romano, le recordó que un cristiano necesita la coraza de la justicia para proteger el corazón y los órganos internos. Es posible que tuviera dos ideas en mente cuando escribió.
1) La primera idea es la necesidad de la justicia imputada. ¿Qué significa «imputada»? Imputada significa acreditada en nuestra cuenta, como cuando Dios le habló a Abraham, nuestro padre en la fe, y le dijo que sería padre de muchos pueblos, a pesar de que era viejo y no tenía hijos.
5Lo llevó fuera y le dijo: «Mira al cielo y cuenta las estrellas, si es que puedes contarlas». Luego le dijo: «Así será tu descendencia». 6Abram creyó al Señor, y Él le acreditó la justicia (Génesis 15:5-6, énfasis añadido).
Abraham confió en la palabra de Dios. ¿Cómo respondió Dios a la fe de Abraham? Las Escrituras dicen que la justicia fue acreditada en su cuenta espiritual (Génesis 15:5-6). La justicia imputada nos pone en una posición correcta ante Dios, permitiéndole morar en nosotros a través de Su Espíritu. Nuestra posición correcta ante el Señor no se basa en nuestros esfuerzos; es un regalo que se nos da cuando confiamos en Cristo (Romanos 4:1-8). Dios ha sido misericordioso y bondadoso al tratarnos de esta manera. Él trata a los creyentes de la misma manera que trató a Abraham. El Señor nos imputa la justicia de Cristo como un regalo cuando creemos en la obra sustitutiva de Jesús en la cruz, llevando nuestros pecados en Su cuerpo (1 Pedro 2:24). Cuando creemos, Él acredita la justicia —la justicia de Cristo— en nuestra cuenta espiritual.
Dios hizo que aquel que no tenía pecado se hiciera pecado por nosotros, para que en él fuéramos hechos justicia de Dios (2 Corintios 5:21).
Cuando el enemigo te acusa de lo que has dicho y hecho mal, podemos responder que Jesús clamó desde la cruz: «Consumado es» (Juan 19:30). La palabra griega traducida como «consumado» es un término contable que significa pagado en su totalidad. Cristo ha pagado mi deuda de pecado. Nada de lo que hagamos puede añadir a la justicia que Cristo nos da cuando confiamos en Él. No es el noventa y cinco por ciento de la obra de Jesús y el cinco por ciento de la nuestra. ¡Es todo de Jesús! Cristo ha pagado completamente la deuda. El creyente que entiende lo que Cristo ha hecho por él puede reírse del intento inútil del enemigo de afirmar que el creyente no es lo suficientemente bueno. Cristo es nuestra justicia.
2) Pablo también podría estar indicando que la coraza de la justicia representa una vida de conducta recta ante Dios. Si esta es la interpretación que Pablo tenía en mente, podría haber estado preocupado de que los ataques del enemigo pudieran afianzarse en el corazón de los creyentes si no vivían con confesión y arrepentimiento. Debemos caminar en la luz como Él está en la luz.
7Pero si andamos en la luz, como él está en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado. 8Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 9Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad (1 Juan 1:7-9).
Vivir en el perdón de Dios requiere una vida de vulnerabilidad ante Dios y los demás. Los dardos de acusación y condenación del enemigo no pueden clavarse ni quedarse en el corazón de alguien que vive una vida de obediencia e integridad ante Dios y sus hermanos y hermanas en Cristo. Cuando pecamos, debemos ser abiertos y vulnerables con Dios y estar de acuerdo con Él al respecto. Pídele perdón y, si has herido a alguien con tus palabras o con tus acciones, debes arreglar las cosas con esa persona, incluyendo la restitución en algunos casos. Si es así, no tardes en hacerlo. Keith Thomas.
Esta meditación es una versión resumida del estudio más profundo: La poderosa armadura de Dios te protege. El video de YouTube se encuentra en el siguiente enlace: https://youtu.be/yG2qWrWTbsQ