Los que ahora han sido liberados gritaron: «El monstruo está muriendo».

La humanidad ha estado bajo el control de poderes oscuros durante miles de años, pero en los últimos días, Dios se está revelando a diferentes países y culturas para mostrar que el pecado tiene un poder adictivo que nos mantiene espiritualmente esclavizados a prácticas pecaminosas habituales. Estas fuerzas oscuras y manipuladoras no quieren que la gente oiga o sepa que Cristo nos ha liberado de las cadenas invisibles que nos mantenían esclavizados al pecado. En los tiempos del Nuevo Testamento, incluso las personas más religiosas creían que eran libres, pero no eran conscientes de los lazos espirituales de la esclavitud. Jesús se refirió a esto diciendo:

31Entonces dijo a los judíos que habían creído en él: «Si permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos. 32Entonces conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres». 33«Nosotros somos descendientes de Abraham», respondieron. «Nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir que seremos liberados?». 34Jesús les respondió: «En verdad os digo que todo el que practica el pecado es esclavo del pecado (Juan 8:31-34; énfasis añadido).

El 31 de julio de 1838, en la isla de Jamaica, William Knibbs reunió a 10 000 esclavos para una gran celebración de alabanza. Celebraron la nueva Ley de Emancipación que aboliría la esclavitud en la isla. Construyeron un ataúd enorme y en él colocaron látigos, hierros para marcar, cadenas, grilletes de todo tipo, ropas de esclavos y todos los objetos que simbolizaban el brutal sistema de esclavitud que ahora llegaba a su fin.

Al primer golpe de la campana de medianoche, Knibbs gritó: «El monstruo está muriendo». El grito se repetía con cada golpe de la campana, y la gran multitud comenzó a unirse al clamor. Al duodécimo golpe, 10 000 voces gritaron: «El monstruo ha muerto, el monstruo ha muerto, enterrémoslo». A continuación, cerraron la tapa del ataúd, lo bajaron a una enorme fosa y lo cubrieron. Esa noche, todos los corazones se regocijaron y 10 000 voces se quedaron roncas de gritar y llorar de alegría. Antes eran esclavos, pero ahora eran libres.

Esta historia tiene un lado trágico. Mientras muchos celebraban su nueva libertad, algunos esclavos que vivían en zonas remotas de la isla no sabían que habían sido liberados legalmente. Como no sabían que la Proclamación de Emancipación se había convertido en ley, continuaron sirviendo a sus amos. Sus antiguos amos lograron ocultarles la noticia durante el mayor tiempo posible. Habían sido declarados libres por ley y ya no tenían que vivir como esclavos. Sin embargo, la ignorancia de la verdad los mantuvo en la esclavitud.

Mi pueblo es destruido por falta de conocimiento (Oseas 4:6).

Ahora déjenme contarles una historia aún más triste. Hoy en día, si oyéramos una historia sobre algo así, nos sorprendería, nos daría pena e incluso nos enfadaría. Sin embargo, la verdad es que lo mismo está sucediendo en nuestros días. Gracias a su victoria sobre el pecado en la cruz, Jesucristo concedió a todos los habitantes de la tierra una Proclamación de Emancipación de la libertad y la liberación del pecado. Pero, al igual que algunos jamaicanos, hoy en día hay personas que no comprenden que ya no tienen que vivir como esclavos del pecado, y el diablo está tratando de mantenerlos en esa mentalidad.

El mensaje de la cruz es este: Satanás ha sido derrotado y el castigo por el pecado ha sido pagado. Ya no tenemos que rendirnos a las prácticas pecaminosas ni estar controlados por Satanás. Podemos pertenecer a Jesús y vivir para agradar a Dios.

Adaptado por Keith Thomas de: http://www.sermoncentral.com/illustrations/sermon-illustration-bill-lobbs-stories-whatisevangelism-greatcommission-lordshipofchrist-1204.asp